Una llamada de teléfono


 
Solía acostarme pronto,  por el horario de mi trabajo, hubo una noche que estaba durmiendo plácidamente, de pronto sonó el móvil…el de la alarma no era,  por el sonido de la entrada de llamada no era de nadie conocido, decidí colgar pensando en que se habían equivocado de numero, cuando  antes de conciliar el sueño volvió a sonar el dichoso móvil, esta vez decidí cogerlo, así ver quien era quien llamaba y decirle que se había equivocado de numero para que no me volvería a molestar mas.
-Dígame ¿quién es?...
Sin contestar a mi pregunta, hubo unos segundos sin respuesta, de fondo escuchaba como sollozos.
-Dígame ¿Quién es?... Volví a preguntar
Entre sollozos, y por la voz entrecortada era una mujer, y escuche…
-Por favor, necesito hablar contigo.
-Oiga mire las horas que son, si es una broma no son horas, dígame que es lo que quiere.
-Si no puede o no quiere escucharme no pasa nada, perdone.
Con esas palabras me colgó, me quede algo desconcertante con la llamada y más por la forma de hacerla, a la noche siguiente y a la misma hora, volvió a sonar el teléfono, la misma voz y las mismas palabras intercambiamos y ocurrió lo mismo, al preguntarle la segunda vez que es lo que quería y yo con un tono de enfado, la misma contestación…
-Si no puedes escucharme no pasa nada…, estas fueron otra vez sus últimas palabras antes de colgarme
Al día siguiente, nada más levantarme, mire en el teléfono para ver el numero, pero cuál fue mi sorpresa que no tenía ninguna llamada recibida  a esas horas ni esa noche ni la anterior, lo primero que se me paso por la cabeza es que podían haber sido cosa de mi imaginación o algún sueño, ya que últimamente mi rutina de vida había cambiado con mi nuevo trabajo y el horario, entraba a trabajar casi de madrugada, y no estaban las cosas para fallar ningún día.
 Nada más llegar a casa, me di una ducha, cene y me puse a ver la televisión, me acorde de las llamadas de teléfono y cogí apague el teléfono, así la alarma tocaría y no me molestarían con llamadas. Me acosté… no podía ser, el teléfono sonando, esta vez, cogí el teléfono medio dormido, pero nadie contestaba ¡joder! Si es el teléfono de casa, me levante corriendo antes de que colgaran, descolgué el teléfono.
-Dígame…
-Necesito hablar contigo, por favor..., de nuevo la mujer de las noches anteriores.
-Pero dígame que es lo que quiere o necesita, o tendré que tomar mediadas para que no me moleste más… Esta vez después de sus palabras, volví a escucharla llorar, parecía que sus llanto no la dejaba expresarse.
-Cálmese mujer y dígame que es lo que la pasa…, la dije.
Entre el llanto, la quise entender un - ¡Te quiero!-
Me quede pegado al auricular un momento.
- ¡Oiga, oiga! ¿Está todavía ahí?... No hubo respuesta.
Me quede perplejo y a la vez pensativo ¿Quién podía llamarme, para decirme llorando que me quería? Mi memoria empezó a dar vueltas, esa voz no me recordaba a ninguna de mis amigas, ni de ninguno de mis amoríos, sino fuera porque la voz la salía entre el llanto, debía ser una voz dulce, un momento… no, imposible no podía ser. Sera mejor que me olvide de esto, me acostare y mañana será otro día, colgué el teléfono fijo de casa, encendí el teléfono, ya que había tenido la llamada de la mujer misteriosa, no creía que volviera a llamar ¡Joder las doce de la noche! Solo tenía un rato para dormir.
Nada más levantarme  y con mas sueño que otra cosa, desayune y me fui hacia el trabajo, el trayecto por el horario era de noche, desde que me levante no se me quitaba de la cabeza las llamadas de teléfono, esa voz… puse el volumen de la radio del coche a todo volumen, quería quitarme de la cabeza esa voz, la tenia metida en la cabeza pero otra parte de mi, estaba deseando volverla a escuchar. Pase el día en el trabajo, como si llevase unos auriculares puestos invisibles, la voz con ese –Te quiero- la lleve durante todo el día conmigo, tenía ganas de que acabase mi jornada laboral, no por otra cosa, pues mi actual trabajo era de mi agrado, sino por llegar a casa y que llegase la llamada de esa mujer. Me tenia intrigado, que es lo que la pasaba y sobre todo esa voz de detrás del auricular.
Como cada día, aunque hoy algo más temprano de lo habitual, me prepare el baño para darme uno relajado, me puse música de Pink Floid ya que vivía solo podía dejar la puerta del baño abierta mientras escuchaba música, mientras tanto me prepare la cena y la puse a calentar, me di prisa para no perder el poder contestar a la posible llamada…
Continuara…
 
Una llamada de teléfono II


No sabia que hacer, el tiempo parecía no correr, estaba impaciente por volver a escuchar la voz de la mujer, después de cenar con la música de fondo cogí un libro, por mas que intentaba centrarme en él me era imposible, me empezaron a venir recuerdos de las mujeres que habían pasado por mi vida, de algunas todavía recordaba su voz, pero la voz de la mujer que me llamaba no encajaba con ninguna, aburrido de la espera en el salón decidí irme a la cama era ya casi media noche, ya tumbado en la cama mire la hora del móvil eran las doce en punto, cuando de pronto empezó a sonar el móvil, me quede paralizado aunque esperaba esa llamada para quitarme la incertidumbre, a la vez me dio algo de respeto en la pantalla del teléfono no aparecía ningún numero, pero no sé que seria peor si quedarme con la duda de quien o de que se podría tratar o escuchar de nuevo la voz, desde luego las veces que escuche esa voz no me dio ninguna sensación de temor al contrario. Descolgué el teléfono…, y antes de yo preguntar.
-Buenas noches, sé que esta noche no me vas a colgar…, estas fueron sus primeras palabras nada mas descolgar.
-Mis lágrimas esta noche no dejare que me interrumpan, pues creo que es importante lo que te voy a decir, solo te pido por favor que no me interrumpas…, aunque quisiera interrumpirla, mis nervios esta noche no me dejaban soltar ninguna palabra, pero esa voz, esa voz…
-Sé que estas pasando momentos difíciles, la familia la tienes lejos por cuestiones laborales, pero tu siempre has sido una persona que antes las adversidades siempre te has hecho mas fuerte, perdona si en algún momento me equivoqué contigo, me has dado tu la fuerza desde donde me encuentro para que podamos comunicarnos, sé que el otro día al decirte que te quería te llego muy adentro, no te preocupes por no reconocer mi voz, desde hace muchos años sé que me has escuchado desde dentro de tu corazón, quiero que también sepas que al igual que tu a mi, yo te escucho desde mis adentros, continua siendo tu mismo, desde ahora te llamare las noches que me quieras escuchar… Joder, me dejaron perplejos sus palabras…
Mire la pantalla y mis últimas llamadas recibidas y nada, como las anteriores sin un número y sin ninguna llamada recibida a esa hora. Hay personas que saben de mi situación, pero esa voz… y esa manera de hablarme… Repase de nuevo en mi memoria, mujeres que me conocieron y me conocen. La única que me quedaba, que podía ser… ¡Pero no es posible! ¡No podía ser! La posibilidad de que fuera ella.., era tan remota, en mi vida me lo hubiera imaginado, pero no quería hacerme ilusiones esperare a otra llamada, muchísimas veces por no decir todos los días, desde que aquel fatídico día que la vida quiso, que se separase de nosotros, he hablado con ella pero nunca volví a tener la oportunidad, de poder escucharla. Mi corazón latía como pocas veces lo había hecho, seguro que era una señal de que la voz era de mi madre. Mi madre y yo teníamos un filin, no solo lo digo yo, las personas que nos conocían opinaban lo mismo, antes de que yo fuera hacerla cualquier comentario o pregunta, ella ya tenia la respuesta ¡Pero mama, si no sabes que te voy a decir! -Hijo soy la que te he parido…, esa era siempre su respuesta. Me empezaron a venir recuerdos de ella y su trato conmigo, no tenia duda de que tenia que ser ella ¿O quizás era mi imaginación la que hacia, que tuviese la necesidad de que fuera ella?
Esa noche no me importaba la hora a la que tenía que dormirme, seguro que seria de las noches más felices en mis sueños, como en todos estos años pasados fue la noche en que más eche en falta…, ¡Buenas noches hijo, que descanses!
Continuara…
 
Una llamada de teléfono  III

 

El final de la llamada

Me desperté como siempre para ir a mi trabajo con el madrugón consiguiente, siendo consciente de lo que me estaba pasando, sabía que a quien se lo contase no me creería por eso tome la decisión de guardármelo para mí, la jornada laboral paso como cualquier  otra aunque sin que se me quitara de la cabeza la llamada de la noche anterior, la angustia de quien era se me había ido de la cabeza después de saber de quién era, aunque la ilusión de volver a recibirla después de anoche me iba aumentando según pasaban las horas, llego la hora de salir del trabajo e hice como hacia todos los días, pase a tomar unas cervezas con algunos compañeros y amigos intentaba que todo volviese a la normalidad después de los acontecimientos, me tuve que contener con algunos de mis amigos con los que tenía más confianza para no contarles lo que me había pasado. Salí del bar donde solíamos quedar y me dirigí hacia casa, lo primero que hice fue encender el ordenador, pues hacia días que no lo hacía y tendría el correo a tope, me puse a cenar a la vez que iba viendo el correo, una vez cenado me prepare un café y continúe viendo los correos  sentado en el sofá, cuando de pronto sonó el teléfono, mire en el reloj del ordenador  y como se me habían pasado las horas eran ya las doce, descolgué el teléfono y la verdad tengo que decir, que estaba tan metido en el ordenador que conteste no pensando en las llamadas de media noche de los días anteriores.

-Dígame…

-Buenas noches ¿Qué tal estas? ¿Sabes quién soy, no? …

-Por supuesto, pero esta noche tengo algunas preguntas que hacerte, la comente…

-Por supuesto que te las contestare…, me contesto.

-Sabes que siempre te he llevado conmigo ¿Porque esta forma de comunicarte conmigo?

-Se que siempre me llevas en tu corazón y he querido hacerte ver que siempre que pueda desde donde este, te seguiré cuidando. Tu imaginación y deseos de poder hablar conmigo es la que te ha llevado a escucharme a través de este medio.

-¿Siempre será así?

-Lo haremos de la manera que tú quieras, aunque tú no te hayas dado cuenta siempre hemos estado en contacto, yo siempre te he escuchado y lo seguiré haciendo aunque no te conteste. Ahora te tengo que decir, que mañana madrugas y como buena madre te tengo que mandar a la cama ¡Te quiero!

Os tengo que decir, que no volví a tener una llamada más de ella.

Esto que estáis leyendo lo escribí, nada más acabar mi última conversación imaginaria con ella. Con ello quiero dar un homenaje a mi madre y a todas las madres del mundo, las que siguen abrazando a sus hijos y las que como yo siempre las llevamos en nuestros corazones.

 

Rafael Huertas

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